Es el líder, vocalista del mariachi y toca la guitarra.
De origen humilde, ha sido mesero, guía de turistas, "viene-viene" y músico callejero para pagar sus estudios, mantenerse y enviarle dinero a su mamá. Pero, sin importar lo difícil de su vida, nunca pierde el buen humor Y contagia de alegría a quienes lo rodean.
Esta espigada bailarina no es parte del mariachi, pero es su fan número uno.
Proviene de una buena familia del norte del país, estudia danza regional y su mamá quería que "se casara bien". Pero una noche, al salir del Palacio de Bellas Artes, vio a Toño tocando la guitarra para juntar unos pesos y, a pesar de las diferencias sociales —iy de la estatura!—, el suyo fue un amor a primera vista.
Si alguien podría ganarse el apodo del "mariachi loco", sin duda ése es Felipe, que toca el requinto.
Estudió arqueología —por eso ha viajado mucho y sabe tanto acerca del México prehispánico—, pero la dejó para dedicarse a la música ranchera; es un consumado bailarín y, por su fuera poco, prepara unos cocteles y jaiboles buenísimos. Sin duda, es el alma de la fiesta.
Siendo la única mujer del grupo, esta morenita se ha convertido un poco en "la mamá de todos".
En los ensayos del mariachi es la más seria y disciplinada, practica sin cesar con su guitarra hasta que la canción le sale bien y regaña a quien no se toma en serio el asunto. Ama los libros clásicos — siempre trae uno bajo el brazo— y aunque nunca habla de eso, su sueño es publicar un libro y hacerse famosa.
Chente, como le dicen sus cuates, toca el guitarrón y es el "ojo alegre" del grupo.
Dicharachero, enamoradizo y tragón, es paisano de Toño —y, también, su mejor amigo—, se sabe de memoria las películas mexicanas de la época de oro y en sus ratos libres es un gran cocinero. Su gran pasión es el futbol, es fan del "rebaño sagrado" y siempre tiene una frase o un refrán para rematar cualquier situación.
Por su gran parecido físico, no puede negar que es tío de Toño.
Mariachi desde muy joven, cuenta que una vez se lo llevó la Llorona y, cuando regresó, se sabía leyendas e historias incluso de antes de que él naciera. Aunque nadie le cree, este bigotón es el miembro más respetado del mariachi, el que les enseña las canciones viejitas y, también, un poco el papá que Toño nunca conoció.
Doña Guadalupe es una señora de las de antes: con trenzas, mandil a cuadros y la sonrisa a flor de piel.
Conoció a Toño cuando él trabajaba como mesero en su fonda, y le agarró cariño por honesto y trabajador. Domina el arte de la cocina y conoce todas las hierbas, plantas y sus propiedades; casi siempre trae una taza con alguna pócima curativa o unos 'chiqueadores' para el dolor de cabeza.
El trompetista del mariachi es un chico de buena posición económica que se metió de mariachi por llevarle la contra a sus padres, que querían que fuera abogado.
Aunque tiene fama de presumido, "el güero" tiene un corazón de oro pues una Navidad de su bolsa pagó los trajes de todos los mariachis y, además, siempre pone la camioneta para salir juntos a viajar.
Es el líder, vocalista del mariachi y toca la guitarra.
De origen humilde, ha sido mesero, guía de turistas, "viene-viene" y músico callejero para pagar sus estudios, mantenerse y enviarle dinero a su mamá. Pero, sin importar lo difícil de su vida, nunca pierde el buen humor Y contagia de alegría a quienes lo rodean.
Esta espigada bailarina no es parte del mariachi, pero es su fan número uno.
Proviene de una buena familia del norte del país, estudia danza regional y su mamá quería que "se casara bien". Pero una noche, al salir del Palacio de Bellas Artes, vio a Toño tocando la guitarra para juntar unos pesos y, a pesar de las diferencias sociales —iy de la estatura!—, el suyo fue un amor a primera vista.
Si alguien podría ganarse el apodo del "mariachi loco", sin duda ése es Felipe, que toca el requinto.
Estudió arqueología —por eso ha viajado mucho y sabe tanto acerca del México prehispánico—, pero la dejó para dedicarse a la música ranchera; es un consumado bailarín y, por su fuera poco, prepara unos cocteles y jaiboles buenísimos. Sin duda, es el alma de la fiesta.
Siendo la única mujer del grupo, esta morenita se ha convertido un poco en "la mamá de todos".
En los ensayos del mariachi es la más seria y disciplinada, practica sin cesar con su guitarra hasta que la canción le sale bien y regaña a quien no se toma en serio el asunto. Ama los libros clásicos — siempre trae uno bajo el brazo— y aunque nunca habla de eso, su sueño es publicar un libro y hacerse famosa.
Chente, como le dicen sus cuates, toca el guitarrón y es el "ojo alegre" del grupo.
Dicharachero, enamoradizo y tragón, es paisano de Toño —y, también, su mejor amigo—, se sabe de memoria las películas mexicanas de la época de oro y en sus ratos libres es un gran cocinero. Su gran pasión es el futbol, es fan del "rebaño sagrado" y siempre tiene una frase o un refrán para rematar cualquier situación.
Por su gran parecido físico, no puede negar que es tío de Toño.
Mariachi desde muy joven, cuenta que una vez se lo llevó la Llorona y, cuando regresó, se sabía leyendas e historias incluso de antes de que él naciera. Aunque nadie le cree, este bigotón es el miembro más respetado del mariachi, el que les enseña las canciones viejitas y, también, un poco el papá que Toño nunca conoció.
Doña Guadalupe es una señora de las de antes: con trenzas, mandil a cuadros y la sonrisa a flor de piel.
Conoció a Toño cuando él trabajaba como mesero en su fonda, y le agarró cariño por honesto y trabajador. Domina el arte de la cocina y conoce todas las hierbas, plantas y sus propiedades; casi siempre trae una taza con alguna pócima curativa o unos 'chiqueadores' para el dolor de cabeza.
El trompetista del mariachi es un chico de buena posición económica que se metió de mariachi por llevarle la contra a sus padres, que querían que fuera abogado.
Aunque tiene fama de presumido, "el güero" tiene un corazón de oro pues una Navidad de su bolsa pagó los trajes de todos los mariachis y, además, siempre pone la camioneta para salir juntos a viajar.
De origen humilde, ha sido mesero, guía de turistas, "viene-viene" y músico callejero para pagar sus estudios, mantenerse y enviarle dinero a su mamá. Pero, sin importar lo difícil de su vida, nunca pierde el buen humor Y contagia de alegría a quienes lo rodean.
Proviene de una buena familia del norte del país, estudia danza regional y su mamá quería que "se casara bien". Pero una noche, al salir del Palacio de Bellas Artes, vio a Toño tocando la guitarra para juntar unos pesos y, a pesar de las diferencias sociales —iy de la estatura!—, el suyo fue un amor a primera vista.
Si alguien podría ganarse el apodo del "mariachi loco", sin duda ése es Felipe, que toca el requinto.
Ver másEstudió arqueología —por eso ha viajado mucho y sabe tanto acerca del México prehispánico—, pero la dejó para dedicarse a la música ranchera; es un consumado bailarín y, por su fuera poco, prepara unos cocteles y jaiboles buenísimos. Sin duda, es el alma de la fiesta.
Siendo la única mujer del grupo, esta morenita se ha convertido un poco en "la mamá de todos".
Ver másEn los ensayos del mariachi es la más seria y disciplinada, practica sin cesar con su guitarra hasta que la canción le sale bien y regaña a quien no se toma en serio el asunto. Ama los libros clásicos — siempre trae uno bajo el brazo— y aunque nunca habla de eso, su sueño es publicar un libro y hacerse famosa.
Dicharachero, enamoradizo y tragón, es paisano de Toño —y, también, su mejor amigo—, se sabe de memoria las películas mexicanas de la época de oro y en sus ratos libres es un gran cocinero. Su gran pasión es el futbol, es fan del "rebaño sagrado" y siempre tiene una frase o un refrán para rematar cualquier situación.
Mariachi desde muy joven, cuenta que una vez se lo llevó la Llorona y, cuando regresó, se sabía leyendas e historias incluso de antes de que él naciera. Aunque nadie le cree, este bigotón es el miembro más respetado del mariachi, el que les enseña las canciones viejitas y, también, un poco el papá que Toño nunca conoció.
Doña Guadalupe es una señora de las de antes: con trenzas, mandil a cuadros y la sonrisa a flor de piel.
Ver másConoció a Toño cuando él trabajaba como mesero en su fonda, y le agarró cariño por honesto y trabajador. Domina el arte de la cocina y conoce todas las hierbas, plantas y sus propiedades; casi siempre trae una taza con alguna pócima curativa o unos 'chiqueadores' para el dolor de cabeza.
El trompetista del mariachi es un chico de buena posición económica que se metió de mariachi por llevarle la contra a sus padres, que querían que fuera abogado.
Ver másAunque tiene fama de presumido, "el güero" tiene un corazón de oro pues una Navidad de su bolsa pagó los trajes de todos los mariachis y, además, siempre pone la camioneta para salir juntos a viajar.
